¿Por qué teniendo tantas comodidades nos cuesta más ser felices? Uno de los datos más llamativos de la pandemia de la COVID- 19 ha sido el aumento de personas que han acudido al psicólogo. Por ejemplo, Sanitas publicó que en 2020 se multiplicaron por 19 el número de video consultas y que en enero y febrero de 2021 ha habido un crecimiento del 1975 % con respecto al mismo periodo del año anterior. Estos datos arrojan información sobre las dificultades que tenemos para saber cómo gestionar las emociones.
La opinión de los expertos
Tanto psiquiatras como psicólogos se preguntan si este aumento ha sido únicamente por la pandemia o ya era algo latente en nuestra sociedad. La psicóloga clínica, Isabel Rojas Estapé, destaca que en una sociedad en la que la persona no tiene un horizonte estable de vida, en la que impera el relativismo, en la que es indiferente qué camino seguir porque nada te indica que vayas hacia la dirección correcta, la persona se convierte en esclava de su inmadurez y de su emotividad. Las pantallas y las series se han convertido en los nuevos educadores. Estas van generando una cultura en la que se separan cada vez más cabeza y corazón y esto rompe a la persona. Además, se venden patrones de comportamiento en la esfera familiar, sexual, de relaciones, que, si se llevan a la práctica en la realidad no dan la felicidad.
Es fundamental que los futuros educadores, desde las edades más tempranas tengan criterios claros sobre la influencia de las pantallas para el desarrollo del cerebro de los niños.
Todo esto ligado a adicciones que destrozan a la persona por dentro: al trabajo, al porno, al móvil, adicciones que rompen familias, generan desórdenes sentimentales y conductas compulsivas. De esto surge la idea de transmitir también a nuestros alumnos de Marketing y Publicidad la gran responsabilidad moral que tienen a la hora de crear una campaña, ya que sabemos que la tecnología tiene tanta influencia en nuestro cerebro.
Algunas pautas para saber cómo gestionar las emociones
- Aprender a identificar las emociones, no solo identificarlas, también aprender a conocerlas. Cuando te sientes rabioso o triste, es necesario identificar por qué, qué ha causado esa tristeza.
- Poner nombre a la causa y a la emoción, de esta forma se conseguirá explicar la emoción.
- Ponerte en situación del otro. Quizá la persona que te ha herido con su comportamiento también tiene un por qué para actuar así. Poner cabeza e intentar razonar.
- Dar la importancia justa a las cosas. No se trata de minusvalorar el impacto emocional que ha causado algo en mí, pero sí intentar no dramatizar. Si todo nos lo tomamos a pecho es fácil que suframos más.
Por último, no hace falta estar roto para aprender a cómo gestionar las emociones. Pedir ayuda, pararse, intentar conocerse y conocer la propia historia, nuestro origen, nuestros «porqués» es fundamental para conseguir ese equilibrio emocional sin el que acabamos descontrolándonos.
Nuestros alumnos, durante el su formación en la Escuela, reciben clases de formación antropológica en la hora de tutoría y uno de los temas es el autoconocimiento. Ser capaces de definirnos y dar soluciones relacionadas con la identidad más que con el «hacer» son fundamentales para mantener la salud emocional.